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3 Estrellas. Hacía tiempo que quería leer esto. Me encanta absolutamente la historia y la cocina. Me encantan especialmente las complicadas recetas históricas que tienen múltiples pasos y a veces tardan días en completarse pero que cuando se modernizan llevan mucho menos tiempo ya que desde que muchos artículos están ahora pre-hechos y son fácilmente accesibles en el supermercado (lo hago de la manera difícil al menos una vez; mi familia piensa que estoy loca). Combinar todo eso en un paquete con recetas familiares transmitidas a través de múltiples generaciones y culturas
Hay muchas recetas buenas aquí, pero esperaba más contextualización histórica y/o familiar (hay algo, pero parece escaso). La mayoría de las recetas serán familiares para aquellos que conozcan la cocina española/caribeña, y en general son claras, aunque de vez en cuando faltan detalles (por ejemplo, en “Pan de anís” se omite la formación de la masa en rollos al ponerlos en la sartén). Y no hay fotografías en el libro.
Hay muchas recetas buenas, pero esperaba más contextualización histórica y/o familiar (hay algo, pero parece escaso). La mayoría de las recetas serán familiares para aquellos que conocen la cocina española/caribeña, y en general son claras aunque hay detalles que faltan ocasionalmente (por ejemplo, “Pan de anís” omite formar la masa en rollos al ponerlos en la sartén). Y no hay fotografías en el libro.
Buñuelos de viento
A medida que me hago mayor, descubro que me atrae menos “subir a las pirámides” cuando viajo, y me inclino más por planificar mis viajes en torno a “¿qué hay que comer allí?”. Después de decidirnos por Madrid como nuestro próximo destino, mi mujer Tip y yo reservamos un curso de cocina en Alambique antes incluso de haber ultimado los preparativos del hotel. ¿Comida española? Me apunto.
Convenientemente, era amiga de la célebre chef estadounidense Julia Child, así como de Elizabeth David, una consumada autora de cocina británica y gran promotora de la cocina casera en el Reino Unido. Tras consultar con David, que tenía una tienda de utensilios de cocina que también ofrecía cursos de cocina, Clara-María se asoció con tres amigos en 1975 para abrir una propia: Alambique, una tienda repleta de artículos para el aspirante a cocinero -muchos de ellos entonces importados y difíciles de encontrar, como prensas de ajo- y una zona de cocina destinada a la enseñanza.
Clara-María recibió premios nacionales por su labor de promoción de la cocina española, e incluso viajó por todo el mundo como embajadora del aceite de oliva virgen extra español. En 2006, también ganó el Premio Cuchara de Plata de la Fundación James Beard en Estados Unidos. Su creación es la original, la tienda de utensilios de cocina y la escuela de cocina que más tiempo lleva funcionando en España. Ahora, en su segunda generación, su hija María Llamas-Alambique sigue promoviendo la pasión por la buena comida, la cocina casera y el carácter de la cocina española.
CÓMO HACER LOS MEJORES BUÑUELOS
Se sabe que evolucionaron a partir de las culturas árabe y judía sefardí en España. Cuando estos grupos se vieron obligados a abandonar ese país durante la Inquisición española, se llevaron consigo sus tradiciones alimentarias.
Además del sabor, el almíbar ayuda a controlar las burbujas de la masa, dice Specia. “Eso es complicado”, dice. “Tuvimos que trabajar en eso”. Dice que incluso la temperatura de la fábrica puede afectar a los resultados.
Se necesita un esfuerzo considerable para que la masa sea lo suficientemente fina. En México, la forma tradicional de conseguir la delgadez adecuada era que una mujer estirara la masa sobre su rodilla desnuda. Eso es lo que yo llamo suerte.
Cómo hacer la receta de buñuelos mexicanos fáciles
La receta de los chipirones rellenos en su tinta es uno de los estandartes de la cocina vasca plato marinero donde los haya, esta elaboración lo único que necesita para terminar de redondearse es un buen arroz blanco al lado como el que también vamos a hacer y que además queda fabuloso con los chipirones guisados andaluces.
Muy habitual en los restaurantes del País Vasco durante el verano, época en la que los chipirones están en su máximo esplendor, esta receta también se ha popularizado con calamares rellenos y en conserva, pero la mejor forma de consumirlos siempre va a ser en caliente y recién hechos con esta salsa en su tinta que merece la pena pasarse un día y medio untando pan.
El relleno, como es lógico, se trabaja con parte de las patas de los propios calamares y luego con una salsa de cebolla y ajo muy bien mezclada, a la que también podemos dar un pequeño toque andaluz echando un poco de jerez.
Pocos matrimonios son más indisolubles que el que hace los chipirones rellenos en su tinta y arroz blanco. Si se quiere también se puede añadir otro aperitivo como una gilda o se puede añadir alguna ensalada fresca, fiel a este perfil veraniego de la receta, pero con el arroz y los chipirones rellenos en su tinta tenemos más que suficiente.