Receta de callos guía para mamás
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La verdad es que no pensaba que pudieran estar tan ricos, pero es así. A mi marido le gustaron mucho y ya me está diciendo que tengo que volver a hacerlos. Además tienen una salsa tan rica que es imposible dejar de mojar pan.
Yo compro los callos ya cocidos, lo que vienen envasados al vacío en su gelatina. Antes de empezar la receta, los pongo a calentar en un cazo para que se derrita la gelatina. Los cuelo y reservo el caldo al que añado un poco de agua para que no sea tan gelatinoso. Este es el caldo que he utilizado para la receta. Otra opción es comprar los callos frescos y cocinarlos.
Receta de callos simpol
Tuve un par de malas experiencias con los callos cuando era niño y evité el plato durante más de 30 años. Pero desde que empecé este blog, he hecho una búsqueda personal para conquistar muchos de mis prejuicios alimentarios, y los callos son otro de esos platos que caen en el “creo que voy a comer otra cosa, gracias”. ¿La razón principal? Creo que es una cuestión de textura. O es el hecho de que puedo visualizar y luego tener arcadas al pensar en el “segundo” revestimiento del estómago de una vaca? Sí, se dice que una vaca tiene cuatro estómagos, o un gran estómago, con cuatro cámaras distintas. El revestimiento estomacal de las tres primeras cámaras se suele cocinar como los callos que conocemos (las cámaras 2 y 3 son mejores para los callos). Una de las cámaras tiene una textura de “panal” más grande, mientras que otra cámara tiene callos de aspecto más suave. De ahí el nombre local que se traduce literalmente como “toalla”… y que me parece realmente descriptivo comparado con el de “callos” a secas. Pero ahora que he diseccionado el plato y lo he hecho desde cero, por no hablar de que me comí una versión fabulosa que comimos en el Mercado Central de Florencia el año pasado, me doy cuenta de que es uno de esos platos que simplemente se ha interpretado, malinterpretado o bastardeado tanto que si te comieras un par de versiones malas, te arruinaría de por vida. Así que si eres un amante de los callos, sigue leyendo para conocer una de las versiones más sabrosas que he probado, y si no eres un amante de los callos, persevera y sigue leyendo, y puede que te convenza de darle otra oportunidad…
Receta de callos de nora daza
Los callos de ternera, que es el revestimiento del estómago de la res, se llaman en español callos. Se trata de un plato muy tradicional en Madrid que se sirve en las tabernas y en las mesas familiares desde hace siglos. Es una comida contundente, perfecta para los días fríos de invierno.
Como todos los platos tradicionales, hay muchas variaciones. Esta receta lleva jamón serrano y morcilla, mientras que otras pueden llevar carrillada de buey y un chorrito de vino blanco. También tiene la opción de añadir garbanzos; aunque no es tradicional en este plato de callos, las alubias espesan un poco el caldo.
Se pueden encontrar callos de buey en la mayoría de los mercados. Hay tres tipos de callos: los de nido de abeja (los más tiernos), los de bolsillo (menos tiernos) y los simples o lisos (los menos tiernos). Si puede, compre los callos alveolados. Esta receta también lleva pata de ternera o de cerdo; cuando la compre, asegúrese de que está cortada por la mitad. El carnicero local puede cortarla en segundos con sus afiladas herramientas.
Los callos son una adición deliciosa a las sopas y guisos, pero si no se preparan correctamente pueden tener un olor desagradable. Es importante limpiar bien los callos antes de cocinarlos. Sumergir los callos limpios en una solución de vinagre y agua puede ayudar a contrarrestar el olor, al igual que hervirlos, escurrirlos y enjuagarlos una o dos veces.
La mejor receta de callos
Los callos son especialmente apreciados en España y, de hecho, en la mayoría de los países en los que todavía hay una fuerte influencia española. No es de extrañar, porque da lugar a una serie de platos muy diferentes, pero extremadamente sabrosos. Requiere largos tiempos de cocción (aquí menos, porque casi siempre se limpia y se pre-cocina parcialmente cuando se compra), pero se conserva muy bien durante días, en el frigorífico, y es incluso mejor cuando se recalienta que cuando se prepara por primera vez. Como es difícil comprar media pata de cerdo o medio codillo de ternera, esta receta rinde lo suficiente para 4 – 6 raciones como plato principal. Haga una receta completa con uno o dos días de antelación, sirva tantas tapas como sean necesarias y luego disfrute del resto como plato principal o como aperitivo. Por cierto, se puede recalentar muy bien en el microondas.